The imposition of surrender upon certain bodies—not as a voluntary act, but as a structural condition, enforced through systemic violence, discipline, and the relentless wear of resistance. Inspired by Rita Segato’s concept of the «war against women,» where gender-based violence is not an individual occurrence but a collective mechanism of control over dissident bodies, this performance presents surrender not as submission, but as a choreography of collapse.

Six cis and trans women unfold their bodies in Plaza de San Victorino, Bogotá. For hours, they hold white handkerchiefs in coordinated, repetitive movements: hands bound, eyes covered, mouth silenced, body wiped clean, arm raised in a plea for peace. The gesture repeats to the point of exhaustion, until the action becomes a loop of physical and symbolic resistance.
The performance engages in dialogue with the Monument to the Butterfly, a symbol of resistance, transformation, and memory in Bogotá. Situated in San Victorino, a space shaped by inequality, commerce, and the rhythms of public life, it reinforces the idea that memory and resistance are inscribed into the urban landscape—enduring, recurring, and impossible to erase.

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La imposición de la rendición sobre ciertos cuerpos—no como un acto voluntario, sino como una condición estructural, impuesta a través de la violencia sistémica, la disciplina y el desgaste constante de la resistencia. Inspirada en el concepto de Rita Segato sobre la «guerra contra las mujeres», donde la violencia de género no es un fenómeno individual, sino un mecanismo colectivo de control sobre cuerpos disidentes, esta performance presenta la rendición no como sumisión, sino como una coreografía del colapso.
Seis mujeres cis y trans despliegan sus cuerpos en la Plaza de San Victorino, en Bogotá. Durante horas, sostienen pañuelos blancos en movimientos coordinados y repetitivos: manos atadas, ojos cubiertos, boca silenciada, cuerpo limpiado, brazo elevado en un pedido de paz. El gesto se repite hasta el agotamiento, hasta que la acción se convierte en un bucle de resistencia física y simbólica.
La performance dialoga con el Monumento a la Mariposa, un símbolo de resistencia, transformación y memoria en Bogotá. Ubicado en San Victorino, un espacio marcado por la desigualdad, el comercio y los ritmos de la vida pública, refuerza la idea de que memoria y resistencia están inscritas en el paisaje urbano—persistentes, recurrentes e imposibles de borrar.